Y llegó el verano cargado de ilusiones y proyectos para Naranjitos. Este año, los centros juveniles Naranjoven y Salesianos Pizarrales se pusieron de acuerdo para organizar conjuntamente el campamento de “chiquis” y “preas” en la Cabrera. La cocina y la alimentación, corrió a cargo de los salesianos cooperadores de la Obra Salesiana de Fuenlabrada.
Una de las tareas previas a la organización, era elegir un tema interesante, o mejor “apasionante”. El tema de los videojuegos se presentaba como una opción que prometía dar “mucho de sí” para la participación, el desarrollo de las actividades y el protagonismo de los acampados. Y esa fue la elección del equipo de animadores de Naranjoven y de Piza. La realidad demostró el acierto de la elección.
Como se canta cada día en el himno del campamento, sucede que “de repente estoy en un videojuego” y “ya no echo nada de menos la ciudad”, porque estamos juntos, formando una familia con ganas de jugar y de reír, y vivir unos días de alegría y amistad. “Porque todo está bien, si conmigo estás, ayudándome a salir de un juego que hoy es real”. Es el juego de la vida vivido cada día en grupo, con alegría, compañerismo, espíritu de participación y colaboración,… empeñados sin duda en el crecimiento integral de la persona y en la construcción de un mundo mejor.
Por eso, -tras completar el puzzle que encerraba la clave de la libertad,- el objetivo final era “liberar al niño de la pantalla”. Libertad para volver al juego real de la vida en nuestro mundo de cada día. Entonces, cada cual podrá aplicar las destrezas y habilidades que ha ido aprendiendo y practicando en la gran aventura del campamento.
Y ahí lo tenéis: Éste ha sido el balance de unos “días de vértigo”, magníficos, cargados de enseñanzas para la vida, vividos con intensidad y alegría desde el principio hasta el final.
Jaime Alonso