Nos íbamos reuniendo en torno a las diez de la mañana en la cripta de Atocha. Dada la enfermedad del señor inspector, Alejandro Viñas presidía la eucaristía, en la que se renovaba el compromiso de pertenencia a ADMA. Por parte de nuestro consejo nos hacíamos presentes Ángel (presidente), Violeta (secretaria) y Augusto (animador).
En un salón atiborrado (Aula Magna de la inspectoría) se celebraba la Asamblea: repaso del curso pasado, formación a cargo de Alejandro Viñas en torno a la figura de María, presentación del Sínodo de los jóvenes por Javier López, descanso e intercambio de proyectos, ronda de preguntas y de actividades por parte de los distintos Consejos, presentación de las Jornadas de Espiritualidad vividas en Cazorla, anuncio de las peregrinaciones a Turín y Argentina.
Terminábamos la convivencia en el restaurante “Portomarin” donde tuvimos dificultad para encontrar un sitio para tantos asistentes, pero el cálido ambiente de fraternidad podía con todo. ¡Hasta la próxima!